El sábado amaneció despejado y según nos íbamos acercándonos a Llerena, desde las ventanillas del autobús, veíamos en los campos la helada que había caído por la noche. Campos completamente blancos.
En esta salida, por el Camino de la Frontera, fuimos un autobús completo. Al bajarnos en Llerena, la temperatura era baja y el aire frío nos dio de lleno en la cara, menos mal que íbamos bien abrigados. Al principio se agradecía el abrigo, pero pronto en nuestro caminar nos fuimos deshaciendo de las numerosas capas de abrigo que llevábamos, también debido a que según iba creciendo el día la temperatura fue aumentando un poco.
Comenzamos la etapa desde la Iglesia Parroquial de Santiago de Llerena, donde tiene lugar las palabras de bienvenida por parte de las autoridades locales, representantes de las distintas Asociaciones que participaron en la salida y bendición del peregrino. A continuación se procedió a la inauguración y bendición del monolito del Camino de la Frontera y seguidamente iniciamos la marcha por la calle Santiago que nos condujo a las afueras de Llerena no sin antes pasar por el recinto ferial, el parque de bomberos y un parque que dejamos a nuestra derecha. Pronto cruzaríamos las vías del tren para ir paralelos a ella. Atravesamos hasta tres pasos canadienses y pronto vemos a lo lejos la población de Villagarcía de la Torre.
Antes de llegar a ella cruzamos la carretera N-432 y lo primero que nos encontramos es un enorme abrevadero, con un gran caño de agua. Entramos en Villagarcía de la Torre por la calle La Merced que nos lleva a la Plaza de España, donde el ayuntamiento nos invita a todos los peregrinos a un chocolate con churros. Se agradece el detalle, pues es otra manera de entrar en calor y reponer fuerzas. En la plaza contemplamos una torre con un enorme reloj. Seguidamente se procede a inaugurar y bendecir un monolito del Camino de la Frontera ubicado al lado de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Araceli.
Salimos de Villagarcía de la Torre por la Calle Camino del Cementerio, pasando por él y a continuación por una gravera que dejamos a nuestra izquierda. El camino discurre por un pista ancha de tierra, con buen firme, con entradas a derecha e izquierda a numerosas fincas.
Entramos en Usagre por la Calle José Espronceda, el camino nos lleva hasta la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Gracia, no sin antes pasar por la Ermita de la Virgen de la Cruz. En un lateral de la Iglesia el Ayuntamiento de Usagre nos ha preparado un tentempié a base de chacinas, queso y bebidas refrescantes, nuevamente agradecemos la invitación. Seguidamente en la Iglesia las autoridades locales y asociaciones participantes dicen unas palabras. Finalizamos la etapa con una comida en un bar del pueblo donde se había concertado el menú.
Camino llano con algún que otro tobogán, predominando un paisaje de campos de olivo y cultivos de cereal; donde las sombras brillan por su ausencia. El día estuvo despejado, cuando salimos de Llerena hacía un poco de fresco; pero según iba avanzando el día, la temperatura fue subiendo poco a poco. A ratos corría una ligera brisa, que se agradecía.
A las 17h iniciamos el regreso a Sevilla, sin novedad alguna.