Salida de fin de semana por la Vía de la Plata. El sábado, 27 de abril, etapa de Alcuéscar a Aldea del Cano y el domingo, 28 de abril, etapa de Aldea del Cano a Cáceres.
Como es habitual quedamos en Plaza de Armas. En este fin de semana continuamos andando por Extremadura. El autobús paró para desayunar en Monesterio, una vez terminado el desayuno, continuamos hasta Alcuéscar. Estos dos días nos han brindado el caminar, en gran parte, por el itinerario de la Calzada Romana de la Vía de la Plata, cuyas evidencias afloran aún, en pequeños puentes y en los miliarios erguidos sobre la dehesa.
El autobús nos dejó en la Casa de la Misericordia de Alcuéscar, desde donde partimos cogiendo la calle que sale a la izquierda y se dirige hacia el campo de fútbol. La salida de Alcuéscar es por un carril entre alambradas que cierran unos campos de olivos; para seguir en un agradable paseo, en llano, por dehesa poblada de encinas y carrascas. Llegamos a Casas de Don Antonio a través de un puente de piedra, sobre un arroyo, cuya base es de origen romano, mejorado y ampliado en época bajomedieval por los Caballeros de la Orden de Santiago.
El Camino no pasa por el pueblo, lo rodea para salir a la N-630, para seguir por una pista de tierra paralela a ella. Caminamos sobre la Calzada Romana, como lo confirma la presencia de varios miliarios, destacando el famoso Miliario Correo, que señala la milla XXVIII, el cual tiene un hueco donde se dejaba la correspondencia. Un poco más adelante nos encontramos con un pequeño puente romano-medieval. Seguidamente cruzamos la N-630 y por pistas de tierra llegamos al pueblo de Aldea del Cano, donde tuvimos algunas dificultades para comer, al estar cerrados algunos bares.
Por la tarde nos desplazamos con el autobús a Alcuéscar, a la Casa de la Misericordia de los Esclavos de María y de los Pobres, orden religiosa de carácter asistencial. Al estar el albergue, donde dormimos la otra vez, en obras; nos alojaron en la hospedería. Allí cenamos, dormimos y desayunamos, teniendo una acogida fantástica por la comunidad religiosa, donde les parecía poco lo que nos ofrecían, abrumándonos con su amabilidad el Padre Paco, el superior, el padre Fernando y el hermano Agustín. Desde aquí les quiero volver a darles las gracias por todo.
A la mañana siguiente el autobús nos llevó a Aldea del Cano para hacer la etapa de Aldea del Cano a Cáceres. Salimos de Aldea del Cano desde el área de servicio de la A-66, Valcarce-Rufino. El Camino sigue el trazado original de la vía romana, un llaneo cómodo entre encinares adehesados que dirigió nuestros pasos hacia Valdesalor. Cruzamos la pista de despegue y aterrizaje de un aeródromo, que tiene pinta de estar abandonado. Seguimos de frente en ligero ascenso, para luego llanear entre alambradas. Nos encontramos con una gran cantidad de vacas y algunos toros que ocupaban el Camino, que al vernos se fueron alejando de nosotros. Tras pasar una cancela iniciamos un ligero descenso hacia Valdesalor, localidad que vimos al fondo. Pasamos por el Puente Viejo de la Mocha, sobre el río Salor, de origen romano muy mejorado en el medievo y remozado recientemente dentro del proyecto Alba Plata, llegando a Valdesalor.
En Valdesalor se dio la opción de terminar la etapa en esta localidad. Algunos así lo hicieron y un numeroso grupo decidió continuar hasta Cáceres. En Valdesalor salimos a la N-630, la cual cruzamos y avanzamos por una pista de tierra paralela a ella. Tras salvar la A-66 por un puente, comenzamos un ligero ascenso al Puerto de las Camellas, de escasa dificultad. En la cima cruzamos de nuevo N-630 y proseguimos por una amplia cañada real que primero asciende ligeramente, para luego descender, yendo por descampados hasta llegar a Cáceres y entrando en ella por la calle Océano Atlántico.
Los pronósticos meteorológicos para el fin de semana no eran nada halagüeños. Daban lluvia el sábado y probabilidad de ella, el domingo. Como en muchas ocasiones, Santiago no echó un capote y las previsiones no se cumplieron. El sábado no llovió, lo único, es que hacía un viento frío, dándonos la sensación de que hacía más frío de lo que realmente marcaba el termómetro. Y el domingo tuvimos un día soleado, sin viento y muy agradable para caminar.
El campo estaba espectacular, gracias a las últimas lluvias; con gran cantidad de florecillas de diversas tonalidades, que daban un bonito colorido y si añadimos, el verde intenso de la hierba, el campo, parecía una alfombra multicolor.
Fdo. Luis Gutiérrez (Vocal de Actividades - Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Sevilla "Vía de la Plata"-)