La Vía Francígena es un Camino con demasiada historia y monumentos, tal y como me decía como una amiga por whatsapp, gran invento y más estando fuera de España.
ENLACE NOTICIA: http://www.viafrancigena.es/
La Vía Francígena es un Camino para hacer etapas de 15 a 20 kilómetros y poder así guardar energías y tiempo para poder ver y visitar “tanto y tanto” como tiene. Cualquier pueblo pequeño tiene mil y un monumentos antiguos, Iglesias y cientos de cosas para ver, una auténtica orgía de sensaciones y gozos para el que sea un enamorado de las piedras y la historia. Yo que me tengo por muy español, tengo que decir sin miedo a equivocarme, que lo que tiene la Vía Francígena en Historia no lo reuniríamos ni juntando todos nuestros Caminos en uno solo. Es auténticamente espectacular. No existe ni un pueblito que no tenga un coliseo, acueducto o similar. Es verdaderamente “salvaje”. Por desgracia uno tiene que caminar todos los días y tiene que llegar a casa antes de Navidad. Y uno no tiene tanto tiempo como sería deseable para poder ver todo. Me tengo que conformar con verlo todo un poco a vista de pájaro. Hoy en este resumen visito Florencia que queda a 40 kms. del Camino y me desplazo dos días hasta allí para luego retornar una vez más a mi Camino. ¿Cómo se puede ver una maravilla como Florencia en un día y medio? ¿Cómo poder resumir Florencia en 5 ó 6 fotos? Imposible, así que hay que conformarse con lo que se tiene.
La Vía Francígena, sin ser dura ni difícil en orografía, sí es exigente. Al igual que Roma es la ciudad de las 7 colinas, todo Italia, al menos en la parte que yo he caminado, es una y otra colina sin parar. Sin ser exigentes sí que son agotadoras. Subir y bajar todos los días 5 ó 6 colinas te agota y además con el problema con el que te sueles encontrar cuando bajas, siempre terminas teniendo que cruzar un río o riachuelo. En más de una ocasión terminé sentado en medio del río con una buena culada. Algún día ya dejaba de quitarme las zapatillas y cruzaba sin más por el medio sin intentar cruzar por las piedras que había para “ayudar”. Al final del río cambiaba las plantillas y para adelante.
En Badia d’Isola existe un albergue maravilloso de la Confraternita y los Hospitaleros que estaban esa quincena era un matrimonio de Turín, Gianni y Cristina, que me trataron como a uno más de la familia. Y no fue la última vez que disfruté de su cariño.
FUENTE: Asoc. Vía Francígena en España