Crónica de la Salida a la Vía de la Plata. De Guillena a Castilblanco de los Arroyos. (1-diciembre-2018)
Etapa la de hoy por la Vía de la Plata, donde dejamos atrás la campiña sevillana para internarnos en las dehesas andaluzas, en un agradable entorno de pastizales, encinas y alcornoques. Anduvimos por una Andalucía verde y boscosa, muy diferente a la del tópico del secarral agostado. Donde nos acompañó el buen tiempo con sol, que hizo que pronto nos despojáramos de vestimentas y muchos acabamos en manga corta, debido al calor que hacía al medio día (nada que ver con la misma etapa que realizamos en 2.017 y de la que nos acordaremos durante mucho tiempo).
El autobús nos dejó como siempre, a la salida de Guillena; lugar donde se encuentran varios bares y un puesto de calentitos. Allí desayunamos. La salida de Guillena es por la carretera de Burguillos; utilizando el recuperado antiguo camino, que va paralelo a la carretera hasta encontrarnos con un miliario de los modernos. Cruzamos la carretera y entramos en un polígono. Callejeamos y cogimos la Cañada Real de las Islas. Antigua vía pecuaria por la que transitaba el ganado entre Doñana y la Sierra Norte Sevillana.
El camino va en leve ascenso entre olivos y naranjos, con algunos toboganes. Llegamos a la primera cancela, que en este caso es un paso canadiense. Al atravesarla entramos en la dehesa del Cortijo del Chaparral. A partir de aquí el paisaje cambia, entramos en la primera dehesa de la Vía de la Plata. Éste será el paisaje predominante a lo largo del camino hasta Salamanca. Nos encontramos con un entorno de bosques de alcornoques y encinas, con fincas de ganado y caminos forestales. Pasamos por delante de un cartel en varios idiomas informándonos de la existencia de un pozo, para que el peregrino sacie su sed.
Las señales nos conducen por un camino en ligero ascenso, que está muy erosionado con zanjas profundas y entre cancelas. Al final se sale a un camino forestal amplio que tomamos y nos lleva hasta la carretera de Sevilla a Castilblanco, lugar donde se encuentra otro miliario moderno, instalado en el año 2000.
Cruzamos la carretera y seguimos por una senda que va paralela a la carretera y así evitar pisar el asfalto. Al final nos espera Castilblanco y Loli con sus dulces.